NUESTRA HISTORIA

NUESTRA
HISTORIA

“Quise darle a Guayaquil un sabor que le pertenece. Tenía que ser lo mejor, porque esta ciudad me lo dio todo.” Esta frase resume la pasión que nuestro abuelo, Salvatore Gardella Ferrari, descubrió casi por accidente hace más de 80 años. Después de inmigrar desde Italia en 1920, empezó a trabajar en el comercio de una tienda de abarrotes con su padre. Luego, al inicio de los años 30, trabajó en una fábrica de fideos y galletas y una fábrica de madera. Fue ahí que encontró que la mejor manera de atender a sus visitas era con una buena taza de café.

Años más tarde, en 1936, este descubrimiento haría que el emprendimiento personal de «Don Salvatore» – una de las varias tiendas de abarrotes a la altura del Malecón – se diferencie entre el resto. A pesar de no contar con su propia tostadora, el olfato y el instinto de nuestro abuelo le permitía distinguir los granos de mayor calidad. Así, cuando los campesinos de Paján, Montecristi, Jipijapa, Zaruma, Loja y El Oro llegaban con sus cosechas, él, tomando un puñado y olfateándolo, detectaba las cosechas con mayor calidad.

Empezó comprando solo 25 libras de café, las cuales se agotaban en una semana. Sin embargo, cuando Salvatore empezó a supervisar el tueste del grano de café, el mismo se agotaba en cuatro días. Fue así como empezó un negocio que poco a poco se fue conociendo como “el café del italiano” o «el café Don Salvatore». Poco después, ya era conocido como “Café Gardella”, el cual se lo comercializaba en plena esquina de Eloy Alfaro y Cuenca.

 
 
 

Como buen negocio familiar, en 1968 el abuelo Salvatore le entrega las riendas del negocio a nuestro padre, Luigi Gardella Mc.Gann. Fue durante esta época que Café Gardella se oficializó como marca registrada, en el año 1983, después de un proceso de modernización e importación de máquinas de origen italiano. Nuestro padre nos cuenta que hasta el momento que dejó este mundo, el Nonno «Salvatore» estaba listo para asesorarlo sobre cualquier tema del negocio.

En 2001, Luigi Gardella pasa la batuta a la tercera generación cafetera de los Gardella: sus hijos Luigino, María Elena y Ana María. Con una visión global del mercado cafetero, apuntamos llevar el sabor que se ganó el corazón y paladar de los ecuatorianos al resto del mundo, empezando la exportación de productos Gardella. A la vez, sin descuidar a su fiel clientela en Ecuador, estamos expandiendo nuestra línea de productos, incluyendo nuevos sabores y café instantáneo.

Pero, sobre todas las cosas, tenemos la misión de continuar con el tradicional sabor que ha acompañado a las familias ecuatorianas por casi 100 años.